ÚLTIMAS PALABRAS
Su eminencia, ahora que la imparcial justicia ha dado su veredicto, y suponiendo que nunca más nos volveremos a ver, permítame un minuto para alabar su honestidad a ultranza, quisiera demostrarle mi sincera admiración por esos muy refinados talentos suyos que han encontrado la invalidez de mi causa.
Debo reconocer que usted ha dicho una gran verdad al afirmar que absolutamente todo cuanto yo he dicho son falsedades y mentiras.
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