Poeta, narradora, ensayista, académica, diplomática, Rosario Castellanos fue ante todo una mujer comprometida con su época y una de las más distinguidas feministas que han surgido en México.
Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la ciudad de México, su infancia y su adolescencia las pasó en Comitán, lugar al que sus padres, chiapanecos, retornaron cuando ella era una recién nacida; su contacto con las etnias del estado de Chiapas marcaría de manera definitiva los temas de su futura obra literaria.
A los dieciséis años regresa a la capital del país para continuar
estudiando, ingresa a la UNAM y obtiene el grado de maestra en Filosofía con la
tesis De cultura femenina. Obtiene
una beca para tomar cursos de Estética y Estilística en Madrid bajo la tutela
de Dámaso Alonso. En 1952 retorna a México, se instala en Chiapas para laborar
en instituciones que atienden a las diversas etnias de la región.
Lectora precoz, desde su infancia deseaba ser escritora, incursionó
primero en la poesía porque tenía muy claro que las palabras poéticas
“constituyen el único modo de alcanzar lo permanente en este mundo”, entre sus
primeras influencias destaca Gabriela Mistral, pero quien dejó la huella más
profunda fue José Gorostiza, con Muerte
sin fin.
Publicó algunos poemarios entre 1948 y 1957, comienza a
destacar cuando publica la novela Balún Canán,
en 1957; después da a conocer el libro de cuentos Ciudad Real y otra novela, Oficio
de tinieblas; estas obras ganaron diferentes premios y conforman la
trilogía indigenista más importante de México. Ciertamente, ella decía que sus
obras no deberían ser incluidas dentro de la corriente indigenista, pues a
diferencia de otros escritores, ella no mostraba al indígena exótico, humilde, bueno
y resignado sino a un ser humano con todos sus defectos y virtudes aunque, eso
sí, atrozmente explotado.
Rosario Castellanos ejerció la docencia en distintas
universidades: la UNAM, en México, Wisconsin y Bloomington, en Estados Unidos y
la Universidad Hebrea de Jerusalén, en Israel. Sus artículos aparecían en
diversos periódicos y revistas, en ellos se manifiesta el vasto dominio que
llegó a tener sobre la literatura, tanto mexicana como universal. Fue colaboradora
semanal del periódico Excélsior entre
1963 y 1974, año en que falleció en Israel, cuando era embajadora en aquel país.
Una de las particularidades de su obra es la relación entre el
oprimido y su opresor, entre la víctima y su victimario; es clara su
preocupación por la tradicional abnegación de la mujer y su sometimiento al
varón; desde muy joven ya tenía conciencia –su trabajo recepcional lo
demuestra- del gran problema que es vivir con la doble condición de ser mujer y
mexicana a la vez.
Actualmente se reconoce a Rosario Castellanos como una de las
principales feministas de México, el valor de sus escritos de género es de tal
magnitud que suele opacar su genio literario, pero el conjunto de su obra es de
excelente factura. Fue una prolífica ensayista, se conocen más de quinientos
ensayos que se han publicado en libros como Juicios
sumarios, El mar y sus pescaditos o Mujer
que sabe latín… Leerlos es adentrarse en la cultura universal con juicios
certeros en los que no faltan el humor ni la ironía,
Para algunos, lo mejor de su obra lo encontramos en la poesía;
cuando Emmanuel Carballo le preguntó si Lívida
luz era lo mejor de su producción, ella se limitó a responder que en ese
poemario reflexiona sobre el mundo “ya no como objeto de contemplación estética
sino como lugar de lucha en el que uno está comprometido”. En 1972 recopiló, en
Poesía no eres tú, lo que hasta
entonces era su poesía completa; el título contradice el concepto romántico que
Bécquer manifiesta en sus versos, aunque ella declaró que nada tenía que ver.
Como alguna vez escribiera Luz Elena Zamudio, ojalá y el
presente texto sirviera de pasaporte para llevar a los lectores –a los que aún
no han tenido contacto con ella- hacia la obra de Rosario Castellanos, bien
vale la pena emprender un recorrido por la poesía y la prosa de uno de los personajes
más lúcidos y comprometidos del México del siglo XX.
Su ejemplo sigue inspirando a muchas personas que se superan diariamente esperamos conocer mas de esas personas entregadas y apasionadas por ayudar a los demás, por mi parte yo vendo pantalón corte colombiano de mayoreo y sigo estudiando.
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